Por Gabriela S de la Cruz
"El hombre se distingue entre todas las criaturas por su conocimiento de la muerte y por la risa. El milagro es que eso le permite hacer de la muerte algo nuevo: ¡puede morir riéndose! Y sólo si eres capaz de morir riéndote demostrarás que has vivido riéndote”. No tengo bien en claro a quién pertenece esta frase, ni tampoco recuerdo en qué contexto la leí. Sólo sé que fue la primera sensación que tuve tras haber finalizado la función de Tamorto, una comedia de máscaras que recontextualiza algunos de los rasgos más comunes de la Comedia dell’Arte, entre ellos, invitarnos a formar parte de la pieza.
Arlequín ta´morto y una vuelta en los acontecimientos son el núcleo central de esta comedia, en la que el carnaval, lo popular y la fiesta alejan de la solemnidad la despedida de esta máscara. Con la propuesta de danzar al ritmo del carnaval rioplatense y en esa noche de recuerdos, alzar las copas para hacer un brindis por Pierrot (como se indica en la canción de Jaime Roos que nuestros simpáticos personajes utilizan para abrir la función) la obra deja bien en claro que el teatro es celebración y comunicación con el público presente, con el cual comparte cultura y ritmos de entendimiento.
En Tamorto es vital la frescura del trabajo en escena. Los actores se permiten –como requiere el género- desplegar todo su oficio, haciendo uso de sus estudios en danza, canto y teatro corporal para poner en escena las máscaras que interpretarán a lo largo de la pieza. Esto, unido a un trabajo de improvisación y de interpelación al público para que participen de la fiesta. Como es de suponerse, la obra dialoga con el contexto cultural, político, económico y social del espectador generando la risa cómplice de estos. Reproducir la realidad exagerando las reacciones de sus personajes hace que sus caricaturas y/o retratos lleguen directamente al público que nunca se cansa de aplaudir al reconocer frases de discursos de nuestros políticos, versos de canciones populares y comentarios típicos del argentino. Y de allí emergen estos arquetipos como el zanni músico de Fernando Pérez; la Colombina, una murguera desenfrenada; la Dottora porteña sin filtro; un Pierrot único compuesto por Emiliano Larrea, y el Arlequín descarado, holgazán y burdo de Jorge Costa (de destacado trabajo acrobático).
En definitiva, Tamorto es una propuesta distinta dentro de la cartelera teatral porteña que cumple con el objetivo de la Commedia dell´Arte: que el público sienta “que se muere de la risa”.
Ficha artístico-técnica:
Jorge Costa como Arlequín y Zanni cordobés,
Julia Muzio como Doctora y La Parca,
Emiliano Larea como Pierrot,
Romina Mónaco como Colombina
Fernando Hugo Pérez Hernández como Zanni Músico
Ejecución y Dirección Musical: Fernando Pérez
Mascaras: Alfredo Iriarte (www.mascarasiriarte.com.ar)
Diseño gráfico: Diego Feijoo
Supervisión dramática y Actoral: Gaby Paez
Coach en Canto: Mariana Macchiarola
Dirección: Jorge Costa y Roberto Sánchez
Tamorto se presenta en Belisario Club de Cultura (Av. Corrientes 1624) los viernes a las 23hs.